Se pueden establecer muchos tipos de relaciones entre los diversos aspectos de la sociedad, la economía o la historia que involucran los lazos que unen al Reino Unido con sus antiguas colonias americanas. Una de las más curiosas entrecruza a la ciudad de Bristol, a la música norteamericana de raíz y al fútbol de una manera cuanto menos singular. Todo comienza en el año 1698 cuando después de muchos tira y afloja la Merchant Ventures Society, una sociedad de mercaderes y armadores de barcos bristoliana, rompe el monopolio del comercio de esclavos inglés, hasta ese momento explotado por la londinense Royal African Company, y se lanza al comercio de esclavos entre África y América, estableciendo un triángulo con sus vértices en Bristol, la costa del oeste del África subsahariana y el Caribe. Desde Inglaterra enviaban a África productos manufacturados, que allí intercambiaban por esclavos, a los que embarcaban rumbo a América, y cerraban el triángulo transportando los productos de las plantaciones americanas (tabaco, algodón y azúcar) a la metrópoli. Este lucrativo comercio situó a Bristol como la segunda ciudad inglesa en importancia durante todo el siglo XVIII, solo siendo superada por Liverpool y las ciudades del norte en el XIX con la llegada de la Revolución Industrial. A finales del XIX Bristol también se va a ver envuelta, como toda Inglaterra, en el auge y popularización del fútbol como deporte de masas, surgiendo numerosos equipos en sus distintos barrios, de los cuales dos terminaron por despuntar, el Bristol City FC en el suroeste y el Bristol Rovers en el noreste. En el sur se funda en 1894 el Bristol South End, que 4 años más tarde se renombra como Bristol City. Establece su equipación roja con pantalón blanco y juega en ligas regionales hasta que en 1901 se une a la Football League en su segunda división. En 1904 empieza a jugar en el campo de Ashton Gate en donde todavía permanece. En 1907 consigue su mejor resultado histórico en First Division al quedar segundo, y en 1911 queda subcampeón de la FA Cup frente al Manchester United. Ese año descienden y no volverían a la First Division hasta el lapso entre 1976 y 1980, deambulando el resto del tiempo entre la segunda y tercera categorías del fútbol inglés. El apelativo de sus aficionados es “The Robins”. El club es hoy en día propiedad de Stephen Lansdown, un financiero millonario británico. Mientras, en el norte surge en 1883 el equipo de los Black Arabs FC, que después de varios cambios de nombres y camisetas se consolidan en 1899 como Bristol Rovers (rover: marinero, pirata) en homenaje a la tradición marinera de la ciudad, desde cuyo puerto se fletaban las naves piratas y bucaneras que salían a navegar por el Atlántico, como reflejó R. L. Stevenson en “La Isla del Tesoro” al situar Bristol como puerto de inicio de la travesia de “La Hispaniola”,a bordo de la cual iba el grumete Jim Hawkins, el pirata John Long Silver y su loro “Capitán Flint” entre otros, recordemos: Quince hombres tras el cofre del muerto, Oh, oh, oh, y una botella de ron En 1897 se establecen en el estadio de Eastville donde jugarán hasta 1986, cuando se mudan primero a Twerton Park, en Bath, por 10 años y a partir de 1996 al actual Memorial Stadium. Comienza jugando en la Southern League y no es hasta 1920 que se enrola en la Football League en su tercera división, categoría en la que más frecuentemente ha militado a lo largo de su historia. Desde 1931 visten una muy marinera camiseta arlequinada azul y blanca. Sus mejores campañas han sido entre los años 1953-1962, 74-82 y 90-93 en que militó en la segunda categoría, y el peor el año 2014-15 que jugó en Conference (quinta categoría). Sus aficionados son conocidos como “The Pirates” en alusión a su escudo, o también “The Gasheads” recordando a la fábrica de gas que se situaba en las inmediaciones del Eastville Stadium. Desde 2016 el club pertenece a la familia jordana Al-Qadi. La música popular siempre ha estado unida al fenómeno del fútbol en las islas británicas: los cánticos de las aficiones, los himnos de los equipos, incluso la música de entrada de los jugadores en el césped ha sido siempre un elemento distintivo de cada club y cada afición. En las bancadas del Memorial St. se entona todos los partidos una canción procedente del acervo folk de la música negra de los EEUU: “Good night, Irene” del cantautor de blues Lead Belly, nacido en 1888 en una plantación de Lousiana, en el seno de una familia procedente tal vez de los cargamentos de esclavos fletados por comerciantes de Bristol en el siglo XVIII. Este cántico comenzó según dicen en un partido contra el Plymouth Argyle en el que la afición pirate le cantó a la visitante “Good night, Argyle!” mientras los visitantes salían del estadio tras ser derrotados. Mientras, en Ashford Lane entonan el himno del club: “One for the Bristol City” compuesto por el grupo de country (otra vez volvemos a los orígenes de la música norteamericana) “a la inglesa” The Wurzels, cuyo gran éxito es un himno al bebedor de sidra (para situar el estilo de música en el que nos movemos). Ambas aficiones, como vemos, son deudoras de los lazos inmateriales que unen a la antigua metrópoli con sus colonias, una relación de ida y vuelta a bordo de las naves bristolianas que cruzaron tantas veces el océano. En lo meramente futbolístico, el Bristol Derby encarna la rivalidad entre ambos clubes, considerada la octava en importancia en el fútbol inglés, que ha sido tradicionalmente encabezada por el City desde su primer enfrentamiento en 1894. Debido a que no se han solido encontrar en la misma categoría la mayor parte de los enfrentamientos entre ambos han tenido lugar en la Gloucestershire Cup (1887-1986) una competición regional que empezó en formato de liguilla y acabó por disputarse a partido único entre los 2 equipos bristolianos, en la que el City venció 53 veces frente a 27 de los arlequinados. En el cómputo global de todas las competiciones donde se han enfrentado el resultado es de 105 victorias reds, 65 pirates y 62 empates.
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Patadas Sajonas y Coces Celtas bajo los cielos de AlbionUna incursión visceral por las entrañas balompédicas de las Islas Británicas. Archivos
mayo 2020
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